Un ejemplo extraordinario
| por Jairo Moreno
Friday, July 24, 2015
Recuerdo cuando mis hijos nacieron, fue algo maravilloso. Al mirarlos, sus rostros, sus manitos, sus piecitos. Los conté una y otra vez para estar seguro de que todo estaba bien con ellos. Me sentí el hombre más afortunado del mundo. Le di gracias a Dios por haberme dado el privilegio de ser padre de un varón y dos niñas. Desde pequeños, se los dediqué a Dios y mi oración ese día fue por cuidado, dirección, y prosperidad.
Mis hijos ya han crecido y son personas de bien. Por supuesto, en su crecimiento existieron momentos lindos así como difíciles. Pero recuerdo más las cosas que yo hice que no debía haber hecho, y mis malos comportamientos. Las malas actitudes que tuve con ellos y con mi esposa, y aunque ya les he pedido perdón, son cosas que no tenían que haber ocurrido, pero sí ocurrieron.
Hace unos días, me encontré con algo que decía algo que me llamó mucho la atención. Decía: “Los niños son grandes imitadores. Así que debemos darles algo grandioso para imitar”. Ese pensamiento tiene toda la razón. Tenemos que ser ejemplo, dar dirección, brindar apoyo, luz, consuelo, comprensión, aceptación, perdón y responsabilidad. Todas las cosas que ellos pueden un día imitar y hacerlas parte de sus vidas. La Biblia dice en Proverbios 22:6 (NTV): “Dirige a tus hijos por el camino correcto, y cuando sean mayores, no lo abandonarán”.
Le pido a Dios que nos ayude a darles a nuestros hijos el ejemplo de algo extraordinario para que luego también sean personas extraordinarias y de esa manera sigue nuestra influencia en otros.